miércoles, 7 de mayo de 2008

[La armónica]

Él era este típico hombre que tocaba la armónica cuándo es un momento delicado, se desubicaba. Hay tan pocas armónicas… o tan pocas personas que tocan armónicas. Las armónicas rompen la armonía de las situaciones. Es una ironía flotante musical que hace reír y llorar. Él también hacía reír y llorar como su armónica, pero él no flotaba, y tampoco era musical. Él era desubicado y tocaba la armónica. Él tomaba botellas enteras de ron barato los viernes y los domingos. En realidad yo sólo lo veía los viernes y los domingos, quizás tomaba todos los días… es lo más probable, porque era un desubicado. Él un día con su ron y su armónica me dijo que nos fuéramos lejos, creo que citó a Madagascar, (él sabe que yo odiaba África, pero se desubica), yo pensaba, no me importa irme a África si es con él… dijo que compraría un remolque y que él vendería los kuchenes que yo preparara (aunque no me gusta cocinar, también lo haría por él), dijo que por las noches iríamos a la playa con una frazada y unas velas, como en las teleseries… y haríamos huellas en la arena mojada… (Esa idea era perfecta) me preguntaba qué poema podía dedicarme (se desubicó), no espero mi respuesta y toco su armónica y tiró lejos el ron, lo vi hacerse trizas y me prometió nunca volver a tomar… (no importaba que me mintiera) ese era el momento para mirarlo fijo, pero preferí mirar hacia el suelo y le contesté a todas sus propuestas… “Mejor un día que no sea mi luna de miel” y subí las escaleras para estar con Marcelo. Es que realmente Bastián era el hombre más desubicado que he conocido, me hizo reír y llorar en un momento como ese.

1 comentario:

nomadas de las fiesta dijo...

jeje tu blog es cojonudo de divertido,te invito a visitar mi blog y a devolverme el comentario,gracias y suerte con tu blog.