Cuando los guardias no miran, cuando el chofer no te reclama por el altavoz, yo y otras personas vamos sentadas en el piso del vagón, pero tenemos un problema… desde abajo no podemos ver en qué estación estamos, y nos perdemos y lloramos. Pero hay una solución para nosotros:
Si entran gigantes platinados con ropa americana pseudo estilosa estamos en San Joaquín.
Si entran hordas de testosterona iracunda deportiva, estamos o en Mirador o en Ñuble.
Si entra una oveja, me da risa, esos ojos raros con los que te miran.
Así sé dónde voy, viendo quien entra y quien no.
Si entran gigantes platinados con ropa americana pseudo estilosa estamos en San Joaquín.
Si entran hordas de testosterona iracunda deportiva, estamos o en Mirador o en Ñuble.
Si entra una oveja, me da risa, esos ojos raros con los que te miran.
Así sé dónde voy, viendo quien entra y quien no.