viernes, 2 de mayo de 2008

[El mechón de Cupido]

Cupido halo la cuerda de su arco de amor para echar flechas divinas en su propia alma. Para llamar la atención de ella; rápido y aprisa o mañana el tuétano de sus huesos ya estará grueso de besos de trementina y succiones erróneas. ¿Ves? El demonio sólo hace lo que a èl le interesa hacer porque de verdad ni él cree que se pueda salvar. Él no ama a nadie más dulce; dulce cómo lo es el atrevimiento. Su boca…el error que busca. Su corazón es el prisionero del cuál habla. Así que anoten a todos los amantes enamorados con sonidos teatrales; su mundo se romperá sin ninguna nota. De la flecha de un Cupido bajo tu abrigo en la tierra de las estrellas que se chocan las manos y se aman a él no le sirve de nada flechar. Buscadores de corazones rotos para siempre perdidos en cartas perdidas y en empujones de Satán ya no quedan cartas bajo sus alas. Buscamos lo inbuscable; hablamos lo inhablable; luchamos lo resignable. Nuestras esperanzas mueren juntas ceniza a ceniza; en fe; en compasiòn y en amor. Mañana Cupido ya no tendrà màs flechas que tirar; nisiqiera para ella…habrá que robarle todas las flechas que se quedaron clavadas en su alma en septiembre.

1 comentario:

Nome : Giovenale Nino Sassi dijo...

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